domingo, 4 de marzo de 2007

No me invadas aquello que no quieres mirar


Punto final a una semana demasiado triste.
Hoy te acercaste demasiado a mi. Te acercaste y mi espacio se confundió con tu espacio. Tan sólo con algunas consultas cotidianas invadiste mi porción de aire y me hiciste temblar cual hoja al viento, aunque trillado no deja de ser correcto, trate de concentrarme en tus preguntas, en tus indagaciones apuradas, de evadir la perfecta conciencia del roce de tu presencia que se imponía a mi lado.
He fingido, nuevamente, que no sucede nada que tan sólo vivimos el día tras día sin más acontecimiento que el trabajo y el cotilleo normal e irrelevante de las horas muertas.
En medio de la agitación del día me llamaste, me pasaste unos papeles y tus dedos rozaron los mios sin que pudiera evitar sentir que nos habiamos tocado, trate de olvidar este acontecimiento y de no darle importancia hasta que se repitió horas más tarde. ¿Juegas conmigo? ¿te das cuenta del efecto que causas en mi? Si la respuesta es afirmativa no mereces que mi alma sea presa de este desconcierto con cada nueva situación pero acaso por no merecerla ¿sería posible dejar de sentirla?
viernes, octubre 13, 2006

No hay comentarios: